Hemeroteca del mes julio 2009

Esta entrevista que me hizo el poeta romano Alessio Brandolini apareció recientemente en italiano en el múmero 15 di FILI D’AQUILONE, rivista d’immagini, idee e Poesia http://www.filidaquilone.it/num015copertina.jpg

La publico en su original en español y en la traducción del mismo Alessio Brandolini.

ENTREVISTA A LAUREN MENDINUETA

Por Alessio Brandilini

Muchos libros en pocos años: ¿Por qué y qué es para ti la poesía?

Empecé a escribir a los veinte años cuando tuve que abandonar durante un año la carrera de derecho. Hasta ese momento no me había pasado por la cabeza dedicar mi vida a la literatura. Lo cierto es que una mañana, mientras trabajaba como bibliotecaria en una pequeña aldea de mi país, escribí un poema. No lo conservo, pero sé que el tema era la niñez. A partir de entonces mi pasión fue leer y escribir. Al poco tiempo gané un premio de poesía y se me ofreció la publicación de un libro. Al año siguiente, cuando debí matricularme nuevamente en la universidad, no lo hice porque tuve la certeza absoluta de que no quería ser abogada sino poeta, y escribir es algo no se aprende en una facultad. La poesía es mi manera de estar en el mundo. Gracias a ella soy ahora una persona más atenta y también menos rígida.

¿Por qué tu último libro se titula La vocación suspendida?

Es un homenaje a una novela de Pierre Klossowski. En mi libro, el poema que lleva ese título está dedicado a él. Klossowski escribió sobre el fracaso de la vocación religiosa. Yo, sobre la amenaza de renunciar a la vocación poética. En pocas palabras, de renunciar a lo irrenunciable. La palabra “suspendida”, que en español es tan polisémicas, transmite además varias ideas muy diferentes entre sí. Suspendida como reprobada, suspendida como diferida, suspendida como sostenida en el aire. Cuando leí la novela supe que tenía que escribir un libro de poemas con el mismo título. Tardé 6 años en lograrlo. Años que coinciden con cambios fundamentales en mi vida, como por ejemplo mi decisión de vivir fuera de Colombia.

En el primer poema de tu último libro hay dos versos que dicen “Pasan los años, / y aunque la vida me acusa de inmovilidad”… pero tú has viajado mucho. Has vivido en Colombia, en México y ahora en Portugal…

Y también en España donde pasé casi dos años en Palma de Mallorca. Desde niña sentí el impulso de viajar. Soy una persona curiosa y gracias a la poesía he conocido países que nunca imaginé visitar. Hace dos años, por ejemplo, fui a Rusia invitada por el Instituto Cervantes. En esa ocasión pude ver las casas de Anna Ajmátova, en San Petersburgo, y Marina Tsvetáieva, en Moscú. Cuando se viven este tipo de experiencias es imposible no sentirse privilegiada. Pero, en el caso particular del poema al que te refieres, hablo del viaje no como desplazamiento entre territorios, sino en su sentido alegórico de cambio o evolución.
Curiosamente, para escribir necesito la serenidad del hogar, la presencia de mi biblioteca, de los mismos libros que me acompañan desde que salí de Colombia y de los que se les han ido sumado. Si me preguntas dónde está mi hogar, te diré que se encuentra ahí donde están mis libros.

Y la poesía: ¿es también un viaje?

Creo que con esta pregunta pones en evidencia una clave de mi escritura. Los viajes fundamentales no son los geográficos sino los del espíritu. Y si “la vida me acusa de inmovilidad”, o si yo me siento acusada, es porque a veces considero que mi pensamiento se estanca. La poesía debe ser un viaje hacia el descubrimiento de una verdad interior. Esta verdad no es necesariamente universal, pero algunas veces lo es. Hay poemas en los que siento que he llegado más lejos y otros en los que me gana la inmovilidad. Leyendo y escribiendo he hecho los viajes más extraordinarios. Sobre todo leyendo a otros, claro. A eso me refiero cuando en el poema que mencionas en tu pregunta anterior digo: “también yo he viajado./ Como una partícula de polvo/ he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.

En tus poemas hay una fuerte presencia de la nostalgia, de “el afán de existir” en busca de una respuesta, de la soledad, de la tristeza, como de un dolor oscuro, ancestral (“La muerte está sentada al otro lado de la salida. / No me abandonará por ahora”). No es por casualidad que tu último libro se abra con un epígrafe de Alejandra Pizarnik.

Tienes razón, la presencia de Alejandra desde el principio mismo del libro es fundamental. En la poesía femenina latinoamericana el tema amoroso es el predominante, también en la poesía de Alejandra Pizarnik, solo que ella estaba enamorada de su propia muerte. A mí esta forma de amor algo oscura me fascina y me asusta. Siento que soy una persona aficionada a la vida, sin embargo cuando publiqué mi segundo libro, Inventario de Ciudad, me preguntaron varias veces si pensaba suicidarme. No lo pensaba entonces, no lo pienso ahora. En 1998 estuve a punto de morir de una enfermedad tropical. Mientras estaba hospitalizada, sin grandes esperanzas, me di cuenta de que no le tenía miedo a la muerte. Con los años este sentimiento de aceptación se ha fortalecido y pienso que se debe en parte ha haberlo pensado y escrito de tantos modos. A fin de cuentas la Muerte es la verdad más universal de todas.

Hay muchas referencias en tu poesía a las mujeres poetas, a la poesía femenina. Pienso en la Pizarnik misma, y también en Juana Rosa Pita, Linda Pastan, Anna Achmatova…

No creo en la Historia Universal. La historia de las mujeres es muy diferente a la historia de los hombres. Hemos vivido desde siempre en tiempos paralelos. La mujer, históricamente relegada a un segundo plano, tiene una manera distinta de relacionarse con la palabra. Por decirlo de otro modo, su acercamiento al lenguaje es más inocente. Inocente, pero no ingenuo. Alguna vez pensé que en la escritura no tenían influencia los géneros, pero a medida que fui leyendo libros escritos por mujeres cambié de idea. Las mujeres nos hemos alimentado del canon masculino no para formar parte de él, sino para arraigarnos en una tradición femenina tan antigua e importante como la de los hombres pero aún con muchas lagunas de desigualdad por llenar. Con esto no quiero decir que las mujeres escribamos para ser leídas por otras mujeres, al contrario. El buen lector no distingue géneros. Pienso que está cercano el día en el que nacer hombre o mujer sea irrelevante, pero hasta entonces las mujeres tendremos que seguir atentas.

Pero también la tuya es una poesía que deja poco espacio a lo sentimental, al barroquismo, a la retórica y que se impone un control muy rígido del lenguaje, casi una economía de los versos, una esencialidad indispensable a la poesía misma. Y se piensa en la gran lección de Eliot y de Pound, por ejemplo, o aquí en Italia a la de Ungaretti, Montale, Penna…

Me sorprende que me digas, y tú no eres el primero, que en mi poesía hay poco espacio para lo sentimental. Yo pienso que tal vez eso se debe a la ausencia de adjetivos tradicionalmente relacionados con lo que se supone romántico. Digamos que huyendo de ellos, y pretendiendo sobriedad y una economía de palabras, quisiera transmitir lo que tú mismo admites que logro en una pregunta anterior: “una fuerte presencia de la nostalgia, del afán de existir, de la soledad, de tristeza, de un dolor oscuro, ancestral.”
Lo mismo diría de los poetas que mencionas. Cuando Ungaretti, “no busca sino olvido / en la ceguera de la carne” o en “la manera como el mundo termina, / no con un estallido / sino con un sollozo” de T.S. Eliot ¿no hay nada sentimental?

Hablamos de la música en tu poesía: ¿es un modo de añadir algo (a veces de inexplicable y más intenso) a la palabra? o para medir el tiempo, como dicen tus versos: “El tiempo no se mide, se interpreta: / así lo enseña la música”.

Tu pregunta me hace recordar una anécdota muy buena, me parece que referida a Verlaine. Cuando un músico amigo le contó que le estaba poniendo música a uno de sus poemas, el poeta respondió categórico: “pensaba que se la había puesto yo”. Para Verlaine el verso debía ser antes que nada música, una armonía de sonidos que hiciera soñar al lector. La música está en el origen mismo de la poesía. En la Grecia antigua el poeta se acompañaba con la lira y hasta hoy este instrumento sigue representando el oficio. En la tradición de la lengua española contamos para afinarnos el oído con el Siglo de Oro y la poesía Modernista. La rima y la métrica favorecen a la sensación de música. En mi caso sólo escribo en verso libre, pero no por eso renuncio al ritmo. Puedo modificar mucho un verso sólo para que se “oiga” bien.

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. (más…)

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Les dejo el link del último número de la revista italiana FILI D’AQUILONE (Los hilos de la cometa) en el que aparece una extensa presentación sobre mi poesía a cargo del poeta romano Alessio Brandolini. Su trabajo de casi treinta páginas consiste una presentación crítica, la traducción de 19 de mis poemas al italiano (algunos inéditos en libros) y una entrevista también en italiano. Incluyo el índice de la publicación, que como verán es excelente.  En mi siguiente post publicaré la entrevista en español.

È in rete il numero 15 di FILI D’AQUILONE, rivista d’immagini, idee e Poesia.
Il titolo del numero è IN CORNICE e dentro ci trovate:

http://www.filidaquilone.it/num015copertina.jpg

§ Le musée imaginaire de Marcel Proust
di Gabriella Alù

§ Scritti per tre pittori
di Elio Pecora

§ I poeti del Merendacolo III
di Vera Lúcia de Oliveira

§ La cornice come soglia. Rubens visto da Jacques Darras
di Viviane Ciampi

§ L’unione carnale con il creato. Sulla Bibbia umida di Rafael Courtoisie
di Oscar Palamenga

§ Il romanzo della fluidità
di Bernard Noël

§ La poesia Di Miklavž Komelj
di Jolka Milič

§ Tra immagine e parola. Su L’attesa di Pablo Gozalves
di Alessio Brandolini

§ Frammenti di un diario privato
foto di Anna Di Prospero, testo di Ambra Laurenzi

§ La parola, il segno… e per cornice il muro
foto di Maria Paz Graino, testo di Ambra Laurenzi

§ Nada queda atrás / Nulla resta indietro. Milton Rogovin e Carlos Trujillo
di Alessio Brandolini e Ambra Laurenzi

§ Marina notturna
racconto di Annarita Verzola

§ Un doppio e malinconico addio: Idea Vilariño e Mario Benedetti
di Martha Canfield

§ In cornice mettiamo l’amore
di Armando Santarelli

§ Passeggera in transito. La poesia di Marina Colasanti
di Vera Lúcia de Oliveira

§ Dipingere la stanza del poeta
di Nancy Watkins

§ Mario Benedetti, Pitture nere su carta
di Alessio Brandolini

§ Giacenza
di Giuseppe Rizza

§ L’uomo nel quadro
racconto di Damiano Zerneri

§ La poesia di Lauren Mendinueta
di Alessio Brandolini
Rubriche

§ L’ANGOLO DI ED
Colori
a cura di Giuseppe Ierolli

§ ASCOLTARE, UNA RUBRICA PER LE ORECCHIE
Album rock: dieci copertine da incorniciare
di Federico Platania

§ IL CINEMA A PAROLE
Moulin Rouge!
di Verónica Becerril

§ LA VOCE DELLA TERRA
La condanna infinita
di Elvio Cipollone

L’indirizzo:

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Poeta y prosista portugués, autor de culto y personaje enigmático, Herberto Helder (1930) es un escritor al que admiro por su  particular abordaje de la literatura. Sus cuentos, muy originales tanto por los temas como por su abordaje, no suelen ser el desarrollo de una anécdota o historia sino una mirada directa y sin tapujos de la vida psíquica de los personajes. Herder es un cronista de los corredores de la mente.  El cuento que traduje pertenece a “Os passos em volta”, volumen que tiene en portugués más de veinte ediciones y que leí gracias a la recomendación de mi amigo el poeta y editor Marcelo Teixeira. Este libro que se ha convertido en uno de “los libro de mi vida”, tiene verdaderos fanáticos aquí en Portugal. No me extraña porque la escritura de Herder, como la de Cortazar en la lengua española, ejerce una fascinación irresisitible. Esta es apenas un mínima muestra que espero despierte la curiosidad de muchos lectores. Por fortuna Hiperión publicó el libro en España. Si lo pueden apreciar en mi traducción, podrán imaginar el enorme placer que es leerlo en su original portugués.

ESTILO

Si yo quisiese enloquecería. Sé tal cantidad de historias terribles. Vi muchas cosas, me contaron casos extraordinarios, yo mismo… En fin, a veces ya no consigo organizar todo esto. Porque, sabe, despertar a las cuatro de la mañana en un cuarto vacío, encender un cigarro… ¿se da cuenta? La pequeña luz del fósforo levanta de repente el volumen de las sombras, la camisa puesta sobre la silla gana un volumen imposible, la vida nuestra… ¿comprende? …la vida nuestra, la vida entera, está allí como… como un acontecimiento excesivo… Tiene que ser ordenada a toda prisa. Felizmente existe el estilo. ¿No tiene idea de lo que es? Veamos: el estilo es una unidad de significación. ¿Me hago entender? ¿no? bien, no aguantamos el desorden atolondrado de la vida y, entonces, nos pegamos a ella, la reducimos a dos o tres tópicos simplificados. Después, por medio de una operación intelectual, decimos que esos tópicos se encuentran en un tópico común, supongamos del Amor o de la Muerte. ¿Entiende? Una de esas abstracciones que sirven para todo. El cigarro se consume ¿no es así?, la calma vuelve. Mas ¿puede imaginar lo que es esto toda las noches durante semanas o meses o años?
Una vez fui a un médico.
–Doctor, estoy loco – le dije–. -Debo estar loco.
–Hay locos en la familia? -preguntó el médico. –¿alcohólicos, sifilíticos?
–Sí, señor. Los peores. Locos, alcohólicos, sifilíticos, místicos, prostitutas, homosexuales. ¿Estaré loco?
El médico tenía sentido del humor y me recetó barbitúricos.
–No necesito remedios -dije yo–. Sé historias acerca de la vida. ¿De qué me sirven los barbitúricos?
La verdad es que yo aún no había encontrado el estilo. Pero oiga mi amigo: conozco por ejemplo la historia de un hombre viejo. Conozco también la de un hombre joven. La del viejo es mejor, pues era muy viejo ¿y qué podría él esperar?, Pero vea, preste mucha atención. Ese hombre viejísimo no se resignaría nunca a prescindir del amor. Amaba las flores. En medio de su soledad tenía masetas de orquídeas.
El mundo es así, qué quiere. Es forzoso encontrar un estilo. Seria bueno colocar grandes carteles en las calles, hacer avisos en la televisión y en los cines. Procure su estilo si no quiere terminar arruinado. Conseguí mi estilo estudiando matemáticas y oyendo un poco de música. -Joan Sebastian Bach–. Conoce seguramente esas cosas tan simples, tan armoniosas, que son un sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. Primitivo, rudimentario. Resolví miles de ecuaciones. Después oía Bach. Conseguí un estilo. Lo aplico por la noche, cuando despierto aterrorizado viendo las grandes sombras incomprensibles irguiéndose en medio del cuarto, cuando la pequeña luz se hace en la punta de los dedos y toda la inmensa melancolía del mundo parece subir de la sangre con su voz oscura… comienzo a hacer mi estilo. Admirable ejercicio este. A veces uso el proceso de vaciar las palabras. ¿Sabe cómo es? Tomo una palabra fundamental. Palabras fundamentales, curioso… Tomo una palabra fundamental: Amor, Enfermedad, Miedo, Muerte, Metamorfosis. La digo en voz baja veinte veces. Ya nada significa. Es un modo de alcanzar el estilo. Vea ahora esta artimaña:

A los niños los enloquece la poesía .
Escuchen un instante cómo quedan presos
en lo alto de ese grito, cómo la eternidad los acoge
en cuanto gritan y gritan.
(…)
– Y nada más somos el poema donde los niños
se distancian locamente.

Es el fragmento de una poesía. ¿Le gusta la poesía? ¿Sabe qué es poesía? ¿Tiene miedo a la poesía? ¿Tiene el demoniaco júbilo de la poesía?
Pues vea. Es también un estilo. El poeta no muere la muerte de la poesía. Es el estilo.
Esta oyendo cómo esos niños enormes gritan y gritan entrando en la eternidad. Note: Somos el poema donde ellos se distancian. ¿Cómo? Locamente. ¿Quién soportaría esos gritos magníficos? Pero el poeta hace el estilo.
Perdón, sea un poco más honesto. Sea al menos mas inteligente. Se ve bien que no estoy loco. Yo, no. Los niños son los que enloquecen, y eso es porque les falta un estilo.
¿Sabe de qué le estuve hablando? ¿De la vida? ¿De como desembarazarse de ella? Bien, el señor no es estúpido, pero tampoco es muy inteligente. Conozco. Conozco su tipo. Tal vez yo ya fui así. Usted practica las artes con parcimonia: no la poesía, mas las poesías… Se cultiva evidentemente. Quizá posee demasiado estilo. Pero, oiga, la locura, la tenebrosa y maravillosa locura… En fin ¿no seria eso más noble, digamos, más acorde al gran secreto de nuestra humanidad?
Tal vez el señor sea más inteligente que yo

Helberto Helder

Traducción del portugués de Lauren Mendinueta

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MEDIA NOCHE

Las sombras merodean
La muerte me acompaña
Y yo
Tratando de arrancarla como un velo.
Renuncio a los recuerdos
Los pájaros
Permanecerán en el aire
No anidarán en el alma.
¿Cómo encontrar la ausencia?
Voy despoblándome
Y la muerte
Insiste en habitarme.

.

OTRA NOCHE

Todo sigue
la muerte lo puebla todo
el pavimento
los buses
la sombra
la ruina
(¿todo?)
No temas
las muñecas que regalaremos
la próxima navidad son inmortales
también algunos utensilios de cocina
La boca que está poblando
reposa en una tarea inútil

.

NOCTURNO

Durante la tormenta
Dios toma fotografías
y yo intento ver el ojo
al otro lado de la lente

.
DOLOR NOCTURNO

En rouvrant mes yeux pleins de flamme
J`ai vu l` horreur de mon taudis
Charles Baudelaire

Hay dolores que no llevan a la tumba.
El reconocimiento de nuestro lugar
en la historia
Y la injusticia que nos corresponde
para completarla.
Las voces de auxilio que se incrustaron
En nuestras espaldas
Y sin saber ignoramos durante años.
La comprensión del tiempo
Manifestación imperfecta
De la perfecta relatividad.
Algunos gritos que hieren la memoria
Y los llantos continuados desde la infancia.
La muñeca que atravesó el puñal.
El amigo mutilado y feliz.
Los pasos de los miserables
Que creyéndose redimidos
Inmolaron al cordero.
Y un dolor
Un dolor al cual no podemos escapar
El más hondo
El más turbio de todos
Ese de sabernos.

.

NOCHEBUENA
Their pools of shadow from an older sky.
Derek Walcott

Partió el sol
Dejando anchos surcos en la memoria.
En vano las columnas en los ojos
Las calles en los talones
El cielo en la cabeza.
En la oscuridad no vale el esfuerzo
De desvanecerse.
Entre canecas
Ojos como lámparas de auto.
Cartones latas barro.
Aquí haría falta un poco
De cemento.
La cola de la serpiente
Azota al cordero.
Un secreto vociferado
Endurece el aire.
¿Alguna compensación?
Ninguna ninguna.
Por techo huesos.
Por pan piedra.
Sueños ahogados en pozo de gusanos.
La neblina se levanta
Queda la página en blanco.
Adentro alegría
¿Alguna vez vista?
No
Heredada en sueños.
En el horizonte la ciudad
Encendida contra la maldición
Del anciano
Pasa Pasa.

Lauren Mendinueta (Inventario de Ciudad, 1999)

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SOMBRA EN SOMBRAS

Igual que un pájaro de fuego
Tus alas dejaban caer
Una profunda sombra.
Te vi oscurecer
Como si las cenizas de la noche
Te cubrieran demasiado.
Y tu sombra melodía de sangre
Me empapaba los huesos.
Y tus ojos
Espejos de asfalto
Tallaban estatuas de agua.
Y tus manos
Columnas de algas
Estremecían los mares.
Yo
Fantasma temeroso
Me ocultaba.
Temía mirar tus ojos
Sabía que eran oráculos.
Pasaron cuatro y una noches.
Tu sombra se volvió blanca
Como tu lengua.
Supe que te irías.
Busqué mirar tus ojos
Secuencia interminable
De rostros desconocidos.
Entendí entonces
Que una noche cae
Con el peso de todos los siglos
Y que todos los siglos
Pesan al hombre
Como pesa la sombra al cuerpo.

.

OTRO NOCTURNO DE CIUDAD

Los parques
han cambiado como crisálidas.
La telaraña gris flota inalcanzable
Mientras la araña se deleita con mil presas.
No pierdas de vista el muro
Que acarició mi espalda
Cuando tú
Buscabas entre mis piernas las calles de la ciudad.
Recuerda mirar mis pechos
Las cabinas telefónicas
Son perfectas para el amor.
No olvides tener cuidado
La ciudad se marcha
Podría escapar de tus manos.

.

NOCTURNO MARINO
La mer, la mer, toujours recommencé!
o récompense après une pensée
qu´un longo regard sur le calme des dieux.
Paul Valéry

En los abismos del mar
La noche
Oscura y fea
A una diosa desconocida
Heredera de algas
Y poblada de silencios forzados.
Su figura humeante
Entibia la frialdad del mar.
La negrura se precipita
En una caída interminable
Que nutre calamares.
El mar es mudo
El cielo un caracol gigante.
La desconocida regresa
Lívida
Flotante
Envuelta en noche
Y con el fresco olor
De la muerte.

.
CONFESIÓN NOCTURNA

En sueños
De repente estoy sola.
Abandonada en una esquina del tiempo
Traspasda
Inmóvil
Me abrazo
Tiemblo
Desespero
Grito.
Corro en busca de la muerte.
Despierta
Continúo sin escapatoria
En la misma esquina azul.
Alacena secreta
Me señala
Me condena
Inquisidora esquina perversa.
Brasas incendian mis víceras.
Llamaradas queman flores en mi boca.
Caracolas vacías
Guardan el crepitar de las entrañas.
Despiadados amantes del mar
Contaminándose en sangre ajena.
Del fuego que me incinera
Nace una escalerilla de humo
Que va derecho al infierno.

Lauren Mendinueta (Inventario de Ciudad, 1999)

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NOCTURNO EN MUERTE
¿Is there no change of death in paradise?
Does ripe fruit never fall?
Wallace Stevens

¡No te afanes por vivir!
La muerte borra la memoria.
En adelante el pasado no existe.
A los muertos se nos ha vedado
El mirar atrás.
Es sólo porvenir la muerte.
Marcha indefinida.
En cuanto a la luz
Una forma asombrosa y oculta
Nos hace seguirla por un sendero
Concebible sólo para ojos apagados.
Somos peregrinos en busca de un paraíso
Que se expande.
El pasado es un agujero negro
Insaciable
Que devora minutos.
En esto consiste la eternidad
En olvidar a cada instante
La condena de permanecer.
Has de saber a tu debido tiempo
Que este tedio de ser es eterno
Como la continuación del poema
Es el infinito mismo.

.

CATOBLEPAS

La ciudad es un Catoblepas
Que acaricia su cuerpo
Para conocerlo.
Su pensamiento es un nocturno retoño
Que emerge desde la mirada
De un hombre
Que se escurre sobre los puentes.
Su voz espesa
Se deshace
Sobre ambiguos tejados.
A veces intento evitarlo
Más él
Criatura increíble
Vuelve a la memoria
En una tarea extraña.
Él es la suma de todos nosotros
Y todos nosotros no somos él
Pues ninguno le resulta indispensable.
Sobrevive porque su interior
Es un oscuro pasadizo
Que no conoce límites.


PASEO NOCTURNO

La noche
Derramándose a mis espaldas.
La ciudad no calla
y aunque el silencio es urgente
todos sus gritos están bien.
Nada importa.
La pareja es distancia
duplicada en todo caso.
Fragilidad humana inminente
me niego a apreciar las flores de papel
mientras camino.
El ruido alcanza la desesperación.
No tengo los píes sobre un autobús.
Los olores de otros no me acosan.
El sudor de otros
no me cuenta la historia de hoy.
El autobús no frena.
No existe.
Sin embargo
me siento apretujada entre muchos.

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ESCRITO DE NOCHE
La impresión está llena de errores.
Las palabras cojean sin llegar al final.
Algunas frases se desmoronan
Arruinándolo todo.
Las manos manchadas de tinta
Disecan recuerdos.
El escritor busca aquello no escrito
Que complete
La página no iniciada del hombre.

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Lauren Mendinueta (Inventario de Ciudad, 1999)

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