No sé exactamente cuándo nació Ricardo Bada. En unas páginas de Internet se lee que en 1939 y en otras que en 1942. Yo no me he atrevido a preguntarle, no sea que él piense que soy indiscreta. En lo que sí están de acuerdo las páginas virtuales es en que nació en Huelva (España), y en que ha desarrollado su vida profesional como escritor y periodista. Desde hace casi 40 años vive en Alemania, país en el que ha publicado junto con Felipe Boso dos antologías de la literatura española. También se le conoce como traductor de grandes poetas: Goethe, Theodor Fontane, Else Lasker-Schüler, Bertolt Brecht, Erich Fried, Hans Magnus, Heinrich Böll y otros. Ojalá Ricardo Bada se anime un día de estos a enviarme sus traducciones para publicarlas en este blog.
Mencionaré algunos de sus libros: “La generación del 39″ (cuentos) 1972, “Basura cuidadosamente seleccionada” (poesía) 1994, “Cuaderno de Bitácora” (diario de un viaje) 2003.
A Ricardo me lo encuentro constantemente en periódicos y revistas de muchos países. Sus artículos suelen ser tan simpáticos y entretenidos como éste que él nos ha enviado especialmente a Inventario. Estoy segura de que les arrancará entre líneas más de una sonrisa.
UN POEMA DE MARIO BENEDETTI
por Ricardo Bada
Hay un poema justamente famoso de Mario Benedetti, que se titula Táctica y estrategia,
y que dice así: “Mi táctica es / mirarte / aprender como sos / quererte como sos // mi táctica
es / hablarte / y escucharte / construir con palabras / un puente indestructible // mi táctica es / quedarme en tu recuerdo / no sé cómo, ni sé / con qué pretexto / pero quedarme en vos //
mi táctica es / ser franco / y saber que sos franca / y que no nos vendamos / simulacros / para que entre los dos / no haya telón / ni abismos // Mi estrategia es / en cambio / más profunda
y más simple // mi estrategia es / que un día cualquiera / no sé cómo, ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites”.
Este poema de Benedetti es de los que se mete bajo la piel, tanto que hubo una vez una call girl en Madrid anunciándose con uno de sus versos. No les invento, conservo el recorte de la publicación donde podía leerse “Mi táctica es quedarme en tu recuerdo” (una cita de ese poema de Benedetti), y a continuación el nombre de la profesional del amor, Sandra, y su número de teléfono. Y no sean malpensados, no la llamé, aunque me hubiese gustado conocer su trasfondo cultural: no todas las call girls del mundo pregonan su mercancía con endecasílabos de una perfección quevedesca.
En fin, resulta que un buen día encontré ese poema en una postal que compré en el puerto de San Sebastián, en un kiosko donde el tarjetero la ofrecía entre otras postales más geográficas
y paisajísticas. Sólo que el texto se había modificado. Allí decía lo siguiente: “Mi táctica es mirarte / aprender como eres / quererte como eres / mi técnica es hablarte / y escucharte construir / con palabras / un puente indestructible / mi táctica es quedarme / en tu recuerdo
/ no sé cómo, ni sé / con qué pretexto / pero quedarme con él / mi táctica es ser franco / y saber que eres franca / y que no nos vendamos / simulacros / para que entre los dos / no haya telón ni abismos / Mi estrategia es en cambio / más profunda y más simple / mi estrategia es que /
un día cualquiera / no sé cómo, ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites”.
Creo que se nota la diferencia: además de que hay una vez en que “táctica” se convierte en “técnica”, que tiene el mismo número de letras pero significa algo muy diferente (y el blog Inventario, ya desde su nombre, es el lugar más adecuado para remarcarlo)… además, digo,
se ha cambiado el voseo por el tuteo: ya no es “aprender como sos / quererte como sos” sino “aprender como eres / quererte como eres”, ya no es “saber que sos franca” sino “saber que eres franca”. En una palabra, españolizaron a Benedetti. ¡Por Dios!, como diría el maestro Mutis, y yo me adhiero, pese a mi agnosticismo.
Desde luego entiendo el argumento inevitablemente crematístico del fabricante peninsular de postales que se prendó también él del poema de Benedetti y decidió sacarle partido comercial, eso sí, sin pagarle ni un centavo de derechos de autor al poeta uruguayo. Por supuesto que entiendo su argumento: los españoles no vosean, porque lo suyo es vocear, con “c” de cencerros. Así es que “vos no sos” sino “tú no eres”. De acuerdo.
Pero ahora acerquémos a la poesía de Bécquer, del inalcanzable Gustavo Adolfo Bécquer,
a sus Rimas inmortales, recordemos la número XXI: “¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
/ en mi pupila tu pupila azul: / ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? / Poesía… eres tú”.
E imaginemos que un fabricante de postales, rioplatense o centroamericano, la imprimiese con este texto: “¿Qué es poesía?, decís mientras clavás / en mi pupila tus ojos, los dos: / ¿Qué es poesía? ¿Y vos lo preguntás? / Poesía…sos vos”. ¡Por Dios!, como diría el maestro Mutis,
y yo me adhiero, pese a mi agnosticismo… y pese al suspenso de Bécquer en oftalmología, llamándole pupila a lo que a todas luces es el iris.
Confieso que todo esto me recuerda mucho un viejo chiste austríaco acerca del nivel cultural de los ciudadanos originarios de los Estados Unidos del Norte de América situados entre el Canadá y los Estados Unidos Mexicanos. Uno de ellos llegó en Viena delante del monumento dedicado a Johann Strauss, el rey del vals, y alzando los brazos extasiado delante del mismo, exclamó con absoluta y total convicción: “¡Aaaah, Schubert! ¡¡¡tátátátáaaaaa!!!” (las cuatro primeras notas de la quinta sinfonía de Beethoven). Los vieneses cuentan que Beethoven se revolvió furioso en su tumba, y eso a pesar de haber muerto sordo de solemnidad.
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